Enfermedades profesionales estética
Cada profesión se caracteriza por padecer determinadas enfermedades que le son características y otras que pueden ser comunes con otras profesiones. El Real Decreto 1299/2006, de 10 de Noviembre, por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social y se establecen criterios para su notificación y registro, publicado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales refleja el cuadro de las enfermedades consideradas profesiones y otras de cuyo origen se sospecha y que podrían ser incluidas en un futuro. Es un cuadro desfasado e incompleto, que hace que la mayoría de las enfermedades profesionales que padece el sector de la cosmética no estén incluías y que pasan a ser reconocidas como enfermedad común, algo que nos perjudica enormemente y que hace que muchas de las profesionales se planteen la baja médica y prefieran trabajar en pésimas condiciones por el temor a dejar de percibir ingresos suficientes para seguir manteniendo su negocio abierto. Lo más cercano a enfermedad profesional que estamos es por la utilización de tintes y pigmentos ( más peluquería que estética), por las enfermedades posturales forzadas y de movimientos repetitivos ( muy comunes en la estética, pero muy difíciles de demostrar) y se está considerando incluir como enfermedad profesional por agentes físicos, las enfermedades de la piel causadas por sustancias y agentes no comprendidos en otros apartados, pero, lo dicho, se está considerando, pero aún no es oficial.
Muchos profesionales de la estética padecen problemas crónicos de espalda, de alergias a guantes y mascarillas , sobre todo desde que la mascarilla la tienen que llevar tanto en la vida privada como en la profesional, así como a productos de desinfección de aparatos y local, problemas de circulación en piernas y pies ( varices) por la enorme cantidad de horas que tienen que estar de pie, enfermedades relacionadas con las articulaciones de las manos, que en muchos casos hacen que presenten cuadros tempranos de artritis y artrosis, pero sobre todo hay enfermedades que ni en esta ni en muchas otras profesiones son consideradas profesionales y que sí lo son, hablamos de las enfermedades mentales, causadas por el estrés, sobre todo en los profesionales autónomos, que en estos días, tienen una lucha continúa por la supervivencia de su negocio y por conservar lo que en muchas ocasiones les ha costado años de salud y trabajo y que ven además que la conciliación familiar es un deseo más que una realidad.
La lucha del profesional de la estética es también la lucha del resto de los trabajadores por mantener un trabajo digno pero reconocido, sobre todo por las autoridades, un trabajo en el que enfermar es posible y en el que no hay que temer la situación, si no buscar soluciones.
En nuestra mano está velar por el sector, o lo que es lo mismo, velar por los profesionales, creando una buena profilaxis, en la que las medidas preventivas sean las adecuadas, y buscando una buena organización del trabajo, usando productos de calidad que no nos provoquen alergias, manteniendo la salud postural y fomentando el intercambio de medidas entre profesionales, separando en lo posible trabajo de familia y disfrutando de este trabajo que tanto nos gusta y que en vez de estrés nos puede dar muchas satisfacciones.
¡Larga salud a la Estética!